lunes, 2 de noviembre de 2015

La noche de los clásicos vivientes, por Carlos Izquierdo. Diari de Tarragona

La mexicana María García Esperón, entrevistada por una periodista de la televisión local. Foto: C.I.

La noche de los clásicos vivientes


Por Carlos Izquierdo

29 octubre 2015

Fuente: Diari de Tarragona

La escritora mexicana María García Esperón presenta en Tarragona 'Una apuesta por los clásicos', proyecto que procura acercar los textos griegos y romanos a los adolescentes


Dice que aprendió a leer movida por la imagen de una túnica que vio en un libro cuando apenas contaba cuatro años. La escritora mexicana María García Esperón está de tournée por Tarragona, primero pasó por la URV, para dar a conocer sus últimos libros: Dido para Eneas y El remo de Odiseo, que forman parte del proyecto que ella misma ha creado, Una apuesta por los clásicos, en un intento de acercar los textos griegos y romanos a los jóvenes dentro del ámbito escolar. «Para mí, estar aquí es cumplir un sueño mayúsculo», explica durante su presentación en el Museu Nacional Arqueològic que, casualmente, en breve acogerá la décima edición del ciclo Llegim el Patrimoni. Literatura i Història. «Una ciudad como ésta es un libro abierto», prosigue. De un plumazo solventa la historia de su pueblo, el hallazgo tras unas obras de una compañía eléctrica a finales de los setenta, en mitad de Ciudad de México, de un monolito que representa a la Diosa de la Luna y que permitió ubicar con exactitud el Templo Mayor, en unas excavaciones que dirige un arqueólogo con abolengo, Eduardo Matos Moctezuma. García Esperón relaciona las mitologías de ambas tierras, «dos culturas que tienen que volver a acercar sus orillas», entiende, encontrando sintonías que plasma con ahínco en sus novelas.

La lectura es una manera de cambiar de plano», explica. Formada en Ciencias Humanas y Letras Clásicas, considera que «el aprendizaje del griego, el latín y el náhuatl es lo más parecido a viajar en el tiempo que existe». Tener un hijo le sirvió para encauzar su vocación. Desde muy pequeño, cada noche, «le leía un fragmento de la Odisea», recuerda. Comprobó que le fascinaba y eso la animó a escribir. El resultado fue El disco del tiempo, una historia que gira en torno a los enigmas del disco de Festos, y que le valió el Premio Barco de Vapor en 2004. Desde entonces su apuesta por rejuvenecer los clásicos se ha paseado por toda Sudamérica y ahora recala en Europa.

«En la ESO no se leen muchos clásicos, hay barreras léxicas y ortográficas que provocan rechazo», aclara Anabel Sáiz, especialista en literatura infantil y juvenil, que acompaña a García Esperón en la cita. «Como todas las cosas, los clásicos tienen su tiempo, pero si los fosilizamos, mueren. Hay que coger a sus personajes, sacarlos del formol y hacerlos revivir de una manera actualizada», todo con tal de doblegar aquella máxima provocativa de Mark Twain cuando arguyó que «un clásico es un libro que la gente elogia pero no lee». En su libro Por qué leer los clásicos, Italo Calvino sostenía que no se leen, «se releen», siempre abiertos, casi infinitos, «nos esperan y nos dan llaves», asegura el poeta Santiago Montobbio, también protagonista de la velada, dándole la razón a Azorín cuando relató que «en los clásicos nos vemos a nosotros mismos». Como el Quijote, la escritora mexicana ha descubierto el Mediterráneo en Barcelona, remarca Montobbio, quizá en homenaje a Cervantes, autor soberbio que nos legó: «En algún lugar de un libro hay una frase esperándonos para darle un sentido a la existencia».

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